Estaciones

Llevo un tiempo bastante ocupada con la búsqueda de empleo y todo lo relacionado, pero quería hablar un poco de algo a lo que yo no estaba muy acostumbrada y que aquí es muy evidente: las estaciones.

Ahora que estamos en pleno verano, se puede ver que ya no hay el espectáculo de las flores de la primavera, a pesar de que hay cientos de hortensias o hidrangeas por todas partes. Son unas de mis flores favoritas, así que por mí genial. Lo que se nota es que la vegetación está salvaje: todo está muy verde y los árboles extienden ramas enormes cargadas hasta los topes de hojas. Las hierbas y los arbustos se acercan a los extremos de calles y carreteras, y amenazan con engullirlas. Por supuesto, los insectos están por todas partes, así que hay que tener cuidado con las picaduras. Pero lo que es verdaderamente bonito, son las luciérnagas: están por todas partes. El otro día, volvimos a casa al anochecer, atravesando un campo de béisbol, y todo estaba lleno de luciérnagas y varios conejitos que se alejaban de nosotros al pasar. ¡Precioso!

De todas formas, este verano está inusualmente lleno de tormentas. Prácticamente, tenemos una cada dos días, con unos truenos impresionantes, y que llegan a provocar pequeñas inundaciones (las llaman flash floods). La humedad está siendo también muy alta, entre el 60% y el 80%, lo que sube mucho la sensación térmica y te deja aplastado. Cuando llueve, acaba bajando la temperatura, pero algunas veces, es como si fuera una tormenta tropical. Y hay días que yo me planteo darme una ducha o salir al patio…

Así que estando aquí he aprendido que el clima en New York es continental húmedo, porque hay precipitaciones todo el año y la diferencia de temperaturas entre verano e invierno es muy grande.

Decía al principio que no estaba acostumbrada a esto, y no me refería al verano, por supuesto, si no a la distinción tan drástica de las estaciones. Aquí está clarísimo cuando empiezan y cuando acaban, y son muy diferentes entre ellas. Sobre todo porque aquí mucha vegetación es caduca, y puedes ver todo el ciclo. En España, sobre todo viviendo en Madrid, no notaba esto tanto (yo diría que ahí hay «verano» y «no verano»). Y, la verdad, esto muy bonito.

He hecho esta animación sencilla en pixel art que habla de las estaciones aquí (y de cómo nos hemos vestido para ellas, que aunque sea pixel art, está inspirado en ropa de verdad) 😊. Es para las colaboraciones que hago para el blog de Salva. Ahí podéis encontrar otras que he hecho y las próximas que haré.

De momento, a ver qué tal sigue el verano por aquí. Espero que a vosotros también os vaya bien.

Mi permiso de trabajo

Hace poco, me metí en la web donde podía hacer el seguimiento del estado de mi solicitud de trabajo. Y fue bastante descorazonador descubrir que los tiempo de espera se habían incrementado hasta los 13 meses de espera.

Me resigné a seguir esperando. Pero por alguna razón, como a la semana, me volví a meter en la página. Y algo había cambiado.

¡Mi caso estaba aprobado! ¿Pero, no se suponía que tenían que hacerme unos exámenes biométricos? Supongo que muchas personas no sabréis qué son estos tests, así que os lo comento. Los exámenes biométricos consisten a grandes rasgos en una toma de muestras con las que se te pueda identificar y se hacen con vistas a la seguridad. Hasta hace relativamente poco, estos exámanes consistían en tomarte fotos, las huellas digitales, y tu firma. Lo que te hacen al pasar las fronteras, vamos. Pero el pasado enero, se ampliaron de forma general y se incluyeron además, muestras de sangre y ADN, huellas de las palmas de las manos, grabación de la voz y fondo de retina. Estos exámenes se piden para aquellos que solicitan los permisos de residencia, ciertas visas, y alguna documentación, como los permisos de trabajo.

Os podéis imaginar la gracia que me hacía a mí, pero bueno. ¿Suena distópico? Mucho, pero era lo que había. Entendía que me mandarían instrucciones por correo para hacerme todas las pruebas. Pasaron un par de días más, y me volví a meter en la página. ¡Y el mensaje había cambiado de nuevo!

¿Ya estaba? ¿Sin biométricos ni nada extra? El caso es que hace poco, Joe Biden apareció en los medios diciendo que estas pruebas eran «invasivas e iban en contra de la privacidad». Un poco sí. Así que estaban «intentando eliminarlas paulativamente». Acordándome de esto, busqué otros casos similares, y resulta que los servicios de inmigración están tan saturados por la pandemia, que han suspendido los exámenes biométricos para ciertas peticiones de forma provisional. Se puede leer aquí. Y esto parece que está reduciendo dramáticamente los tiempos de espera de todo.

Así que tengo una gran noticia: ¡ya tengo mi permiso de trabajo!

Ahora viene lo más difícil probablemente, que es buscar trabajo. Tengo una mezcla de sentimientos de miedo y nervios, y de ganas de volver a trabajar de nuevo. ¿Qué traerá ahora el futuro? De momento, muchas oportunidades.

Cómo conseguir un carnet de conducir en New York: la parte práctica

En una entrada anterior comentaba que estábamos esperando para poder coger cita y realizar el examen práctico de conducir. ¡Ya lo hemos hecho ambos!

Lo primero decir que, como en el resto de este procedimiento, todo ha ido tremendamente lento y los tiempos de espera han sido eternos. Nosotros hicimos el curso pre-licencia el día 11 de abril. La verdad es que nos relajamos un poco y dejamos pasar tiempo antes de ponernos a pedir las citas. Al fin y al cabo, podíamos conducir con el Learner Permit y en nuestro día a día, nada había cambiado. Descubrimos, eso sí, que había una zona de exámenes a cinco minutos andando de nuestra casa. Así que nos relajamos, y cuando nos metimos a coger la cita, la demora menor era de más de un mes y en la zona al lado de casa, de casi tres. Así que lo cogimos lo antes que pudimos, que era en un pueblo a 25 minutos en coche.

¿Y qué es lo que se necesita para hacer este examen? Probablemente lo primero debería ser saber conducir un coche. Así que lo mejor sería tomar clases en una autoescuela, ¿no? Pues esto no es obligatorio, sólo está recomendado que las clases te las dé un profesional. Existe un Certificado de prácticas supervisadas, que asegura que has practicado al menos 50 horas (de las cuales, al menos 15 de noche y 10 con tráfico). Pero sólo es obligatorio si eres menor de 18 años, y el certificado puede estar firmado por un padre o tutor. Así que lo normal por aquí suele ser que las clases te las den tu padres.

Así que, una vez sabes conducir, ya puedes concertar tu cita para el examen. Si eres menor de 18 años, tienes que esperar seis meses sí o sí, así que en ese tiempo puedes practicar. Para hacer el examen, es muy importante que lleves tú un coche, asegurado, inspeccionado y con toda la documentación al día (si te examinas por autoescuela, vale el coche de prácticas). Como imaginaréis, suele ser el coche familiar. Si te examinas del carnet de moto, por cierto, tienes que llevar una moto y un coche para el examinador. Pero claro, el coche no lo puedes conducir tú hasta el sitio del examen, faltaría más. Te tiene que acompañar un adulto (un mayor de 21) con un carnet válido. Con las normas de la COVID19, además, el coche tiene que estar limpio y tienes que llevar gel y toallitas desinfectantes. Aparte de llevar todo el tiempo mascarilla.

Ah, bueno, y los gastos de gestión: 10$ por dos intentos. Sí, de verdad, 8,40 euros. Sólo recordaré que en España son unos 93 euros…

Sabiendo todas las normas, lo primero que hicimos fue preguntar a nuestros amigos aquí cómo había sido su examen. Todos nos aseguraban que había sido bastante fácil y que había que hacer las cosas típicas que te piden también en España: doble stop para asegurarte de ver bien, exagerar cuando miras por los espejos, controlar mucho la velocidad, y esas cosas. Yo la verdad es que estaba intranquila: suspendí el examen en España dos veces a causa de los nervios, y temía que me volviera a pasar.


El día del examen, me levanté pronto. Cogí nuestro coche y, nerviosa, conduje 25 minutos a casa de la amiga a la que habíamos pedido el favor de que nos llevase al examen. Desde su casa, ella llevó el coche hasta el lugar del examen. El sitio en cuestión estaba en un pueblo pequeño, que conocemos porque tenemos ahí el médico de cabecera. Ahí había varios coches aparcados y un cartel verde diminuto que ponía «ROAD TEST START HERE». Esperamos brevemente la cola de coches, con todos los padres y sus hijos jovencitos. Al poco tiempo, se nos acercó la examinadora, me pidió el Learner Permit y el certificado del curso, y a mi amiga el carnet de conducir. Mientras comprobaba todo, me dio una toallita para que le desinfectara el asiento del copiloto y las manijas de las puertas. Se subió y empezó el examen.

Irónicamente, pasé más tiempo conduciendo para ir a buscar a mi amiga que en el examen: fueron alrededor de 10 minutos. La mujer me iba dando instrucciones y yo intentaba que los nervios no me traicionaran. En un par de ocasiones me llamó la atención, y yo esperé que no lo tuviera en cuenta porque fueron cosas leves. Así que cuando terminé y aparqué, me dio un recibo dentro de un sobre. «¿He aprobado?», le pregunté. «El resultado está en el sobre», me dijo, y se apresuró a salir del coche.

Así que una vez salió me abalancé a abrir el sobre… ¡Y no sabía si había aprobado o no! Estaban las descripciones de las faltas, y en el resultado, ¡sólo ponía una P! ¿Eso era de passed (aprobado), o era una manera rara de poner suspenso? Mi amiga llegó, se lo enseñé, y las dos dudamos y nos pusimos a buscar por internet qué era la P… ¡Era aprobado!.

Estaba tan nerviosa y con tantas dudas, que ni siquiera leí la parte de abajo del recibo donde ponía las siguientes instrucciones 😅. Ese recibo es mi carnet provisional hasta que me llegue por correo el definitivo, que esperemos llegue en las próximas dos semanas. ¡Así que yo ya estoy!

Salva tuvo también el examen, y por desgracia no lo aprobó. Evidentemente, él sabe conducir, sólo que las condiciones no acompañaron esta vez. Así que ha tenido que volver a pedir cita y ahora toca esperar hasta que lo pueda volver a repetir. Pero no pasa nada, porque ahora yo le puedo llevar a donde necesite 😊

El patriotismo y el verano

El pasado lunes, el último de mayo, se celebró el Memorial Day en Estados Unidos. Este día, que conmemora a los caídos en combate, es realmente sentido y celebrado. Aquí se trata con mucho respeto a los militares, y hay un sentimiento especial hacia los veteranos de guerra. Por ejemplo, en muchos comercios y espectáculos tienen descuentos, tienen excepciones fiscales y hay programas para ayudarles a buscar trabajo o estudiar. Así que, repentinamente, las calles se llenaron de banderas americanas y se alzaron en las casas particulares. También se podían ver muchas ofrendas florales en los cementerios. Creo que no lo he comentado antes, pero en esta zona hay muchísimos cementerios. Hay cementerios clásicos, pero también hay muchos pequeños y sin vallar, con lo que es fácil verlos cuando se va en coche. Es bastante común visitarlos porque suele haber tumbas de personajes públicos, y puedo decir que los que he visto eran muy bonitos y estaban muy bien cuidados.

Calle decorada con banderas.

Al mismo tiempo que todo esto, han empezado a vender el merchandising apropiado: rojo, blanco y azul, y preferiblemente con estrellitas. Y yo que me creía curada de espantos con fiestas anteriores… Pues mira, me logran sorprender. Arreglos florales (flores de los tres colores y banderas), uñas postizas con la bandera, farolillos y piñatas de papel, vasos y platos desechables (hombre, para las barbacoas) y toda la bisutería imaginable. Miles de combinaciones de la bandera en estampados para ropa, con sus accesorios como diademas o pañuelos. No tenemos que olvidarnos, por supuesto, de la bandera en sí: grandes, pequeñas y de distintos materiales. ¡Y la comida! Se nota que aún no está todo, pero ya se empiezan a ver genialidades: cupcakes decoradas con los tres colores, y galletas «patrióticas», que acompañan a marcas que cambian su packaging para la ocasión.

Todo preparado para las fiestas.

Todo este despligue no pega del todo con la seriedad del Memorial Day, pero parece que aprovechan para continuar ya de seguido hasta el 4 de julio. Además, hay que tener en cuenta que aparte de otras cosas, el Memorial Day marca aquí el inicio del verano. Ahora ya están abiertas todas las piscinas y playas, y también muchos parques y lugares de entretenimiento al aire libre. Y pese a que el tiempo no nos ha acompañado (llueve y han bajado las temperaturas), ya se sabe que el verano está a la vuelta de la esquina. Esta fiesta es, además, uno de los pocos puentes del calendario americano, y este año gracias a las vacunas, parece que todo el mundo ha salido fuera a disfrutar de los días libres.

Así que ahora toca esperar que mejore el tiempo y a que podamos seguir con actividades al aire libre para ver qué hacen aquí en verano. Además, en nuestro edificio ya llevan un tiempo los vecinos usando las barbacoas comunes, ¡así que tendremos que aprender a usarlas! Ya que ahora podemos estar en el exterior sin mascarillas, esperemos poder sentir que volvemos poco a poco a la normalidad.

Cervezas y nuevas tradiciones

Mucha de la gente que me conoce sabe que me gusta bastante la cerveza. Hace ya varios años que Salva y yo empezamos a interesarnos por el mundo de las cervezas artesanales, a aprender sobre ellas, a asistir a catas y a probar mucho. Cuando vivíamos en Madrid, teníamos la suerte de conocer varias cervecerías que traían cosas nuevas y poco habituales, y donde nos hicimos amigos de los dueños y camareros, que se quedaban a charlar con nosotros y nos recomendaban cervezas que sabían que nos iban a gustar.

Por desgracia, al venir aquí perdimos esas relaciones «de habituales». Y aunque las echamos mucho de menos -pese a que sabemos que volveremos de visita-, aquí hemos descubierto todo un mundo con la cerveza.

Para empezar, hay que decir que en Estados Unidos la tradición de la elaboración de cerveza está mucho más enrraizada que en España, pareciéndose más a lo que podríamos encontrar en Inglaterra. Hay mucha gente que lleva muchos años dedicada a hacer cerveza, y eso se nota. Cada parte de Estados Unidos tiene sus estilos favoritos y representativos, y es habitual que haya bastantes opciones de cerveza (por ejemplo, en los restaurantes). De hecho, como aquí se preocupan mucho por el comercio local, es muy sencillo encontrar en las cartas cervezas de fabricantes locales. ¡O incluso del mismo restaurante!

Conseguir cerveza aquí es bastante fácil; pero lo realmente sorprendente es lo sencillo que es conseguir buena cerveza. La cerveza es de las pocas cosas con alcohol que se puede encontrar en los supermercados. Las otras cosas son el vino para cocinar, las sodas con alcohol (que les encantan) y alguna sidra suave. También he visto bizcochos emborrachados y queso untable con vino tinto, pero no sé si cuenta… Cualquier otra cosa que sea más fuerte, hay que buscarse una licorería o una tienda de vinos. Además, por ley, es obligatorio enseñar un carnet cuando compras alcohol para verificar tu edad. Imaginaos mi cara la primera vez que me lo pidieron: hacía años que no tenía que sacarlo para eso, que una ya peina canas.

En el supermercado, normalmente se pueden encontrar las cervezas en dos categorías: cervezas comerciales y cervezas menos comerciales y locales.

Cervezas comerciales

Estas cervezas suelen ser de estilo lager o pilsner, como en España, y son de marcas muy populares y extendidas, siendo las reinas Budweisser y Coors. También triunfan mucho, si no más, sus versiones light, cosa que me alucina, porque de por si ya son flojitas. El nivel de alcohol suele estar entre el 4% y 5%, y las suelen vender en botellas, latas normales (12 oz), latas de pinta (16 oz) o latas gigantescas de 24 onzas (una categoría que realmente no acabo de entender, pero que existe). Por supuesto, aquí también es fácil encontrar marcas tan populares como Guinness, Stella Artois o Heineken, y otras que dependen del gusto local, como Samuel Adams, Corona o Yuengling.

Pasillo de supermercado local con cervezas comerciales.
Comparativa de tamaños. De izquierda a derecha, 24 oz, 12 oz (lata) y 12 oz (botella).

Normalmente a esta parte no suelo ir 😅…

Cervezas menos comerciales

Para mi gusto, esta es la zona interesante. Si bien estas cervezas no son tan populares, hay ciertas marcas que no por ello son malas. Me vienen a la cabeza Founders, Blue Moon o Goose Island. Y luego de locales, hay bastantes marcas diferentes, que varían mucho en función de a qué supermercado vayas. Los estilos predominantes que se encuentran son IPAs (Indian Pale Ale) y por supuesto, NEIPAs (New England Indian Pale Ale), que se inventaron aquí en la zona de Nueva Inglaterra. Pero también se pueden encontrar buenas lager, pale ales, cervezas blancas y cervezas estacionales. Estas últimas son fantásticas, porque suelen ser muy experimentales. En otoño teníamos cerveza de calabaza y batata, en invierno, cerveza especiada con jengibre, canela y clavo, y ahora para el calor, empiezan las cervezas con frutas como melocotón o arándanos.

Estas cervezas suelen ser más alcóholicas en general, y es común encontrarlas en botellas, latas delgadas (son como las normales, pero más altas y delgadas), y latas de pinta (16 oz). Hemos probado ya muchas de estas cervezas, y las hay realmente buenas. Sobre todo, de las marcas más locales, de las que ya tenemos nuestras favoritas.

Aquí hay muchas cosas buenas, vamos poco a poco probándolas todas.

Por desgracia, estas marcas suelen ser más caras, pero normalmente merece la pena.


Por supuesto, los supermercados no son los únicos sitios donde conseguir cervezas, tenemos varias fuentes estupendas. Una que adoramos es una tienda maravillosa de distribución de bebidas que encontramos de casualidad (con un cartel gigante de Heineken fuera, es raro que llamara nuestra atención). Dentro, hay cientos de cervezas y hay de todo, por lo que es una locura el elegir. Lo bueno es que ahí encontramos otros estilos que nos gustan mucho, como las sours o las stouts. Así que vamos cada tres meses y reponemos existencias. Pero quizás el mejor sitio para tomar cervezas son las cervecerías de aquí, muchas de las cuales hacen su propia cerveza. Además, con la relajación de medidas para el control de la COVID (que para eso estamos vacunados), se puede estar en el interior tranquilamente. Por eso, ahora empezamos a conocer las cervecerías y a intentar crear lazos similares a los que teníamos en casa. ¡Ojalá lo vayamos consiguiendo poco a poco!

No deja de ser curioso que allí en España, era muy raro que tuviésemos cerveza en casa, porque nos gustaba salir a tomarla. Después, con la pandemia, sí que empezamos a tener algunas en la nevera. Y ahora, con la excusa de probar, siempre tenemos la nevera llena de latas y botellas diferentes. No puedo quejarme 😊

Primera primavera

Hace ya varias semanas que estamos en primavera. Y esto es algo que salta automáticamente a la vista cada día, al levantarse y mirar por la ventana. No es solamente que hayan subido mucho las temperaturas (¡se agradecen los grados positivos!), si no que todo está verde y lleno de flores, que huelen de maravilla. Los pájaros cantan, y hay ardillitas y conejitos por todas partes. No, aunque lo parezca, no es una película de Disney.

Se nota mucho que nuestra pequeña ciudad hace mucho porque todo esté bonito y bien cuidado. Al poco de empezar el buen tiempo, se podía ver a empleados públicos plantando bulbos, y claro, ahora todo está lleno de tulipanes y narcisos de todos los colores imaginables y grandes como mi puño, sin olvidarnos de los pensamientos. En los árboles, es también una cosa tremenda. Hay muchas especies que tienen flores y están por todas partes, como los cerezos japoneses, de los que aquí hay varias especies que han ido floreciendo a diferentes tiempos y dejando una preciosa alfombra de pétalos en los bordes de las aceras. Y los hay de varios tipos y colores, destacando los de flores blancas (suelen ser de la variedad Yoshino), y los de flores rosas dobles (suelen ser Kanzan). ¡Ambos son preciosos! También hay ciruelos rojos, que los tenemos en la entrada de casa y fueron de los primeros en florecer. Por otro lado, he descubierto aquí una especie que no conocía, la magnolia de Soulange o magnolia china. Conocía las magnolias, pero éstas tienen flores enormes que duran mucho tiempo, y son increíbles, con colores blancos, rosas y violetas, que cubren todo el árbol mucho antes de que le salgan las hojas. ¡Una pasada! De flores también están llenos los perales de Callery, y los manzanos, que crean un bonito contraste con sus flores blancas y sus hojas muy verdes. Y aunque no tengan flores, también se pueden ver las hojas de los arces. Tenemos un arce japonés justo al lado de la ventana del despacho, y tiene unos colores rojo y verde absolutamente espectaculares.

Parque cercano a nuestra casa.
De arriba a abajo y de izquierda a derecha, magnolia china, cerezo japonés Yoshino, narciso doble y tulipán.

Curiosamente, muchos de los árboles ornamentales de esta zona, son especies principalmente asiáticas que se plantaron por su estética, y ahora se consideran especies invasoras. Esto incluye a los manzanos, por cierto, algo de lo que no tenía ni idea.

Pero sí, esto es una locura de bonito. Y también están los animales, claro. Las ardillas han vuelto a salir, y los pájaros se han multiplicado. Aparte de los conocidos gorriones, palomas y cuervos, a los que ahora se les suman las golondrinas, también estoy viendo muchos estorninos y zorzales robín (american robin), que son de lo más bonitos y atrevidos. También he descubierto al cenzontle común o mockingbird, del que había oído hablar pero nunca había visto. Ahora los veo muchas veces posados en los árboles o en los postes de electricidad haciendo sus sonidos raros y me hacen sonreír. También he conseguido atisbar pájaros menos frecuentes, como al cardenal rojo, al arrendajo azul y al chingolo de cuello blanco. Hace un par de días, bajamos a una playa, y ahí pude ver barnaclas negras, además de muchas gaviotas, charranes, ostreros y chorlitos. Y muchos más que no habré conseguido identificar. Ah, y lo de los conejitos también es verdad: los hemos visto en el jardín de casa.

De arriba a abajo y de izquierda a derecha, gaviota, mockingbird, robín americano y estornino.

Con todo esto, mi último entretenimiento está siendo hacer fotos. Sobre todo de flores y plantas, porque de pájaros es más difícil (aunque lo intento). Luego busco en internet qué especie son con las fotos, y así estoy aprendiendo un montón. Para una mujer de ciudad, como yo, ¡esto es muy novedoso! La verdad es que estoy disfrutando mucho esta primavera.

Cómo conseguir un carnet de conducir en New York: La parte teórica

Parece claro que Estados Unidos es un país donde los coches son realmente importantes. No es sólo que los americanos anden poco en comparación con otros países, es que muchas veces no pueden hacerlo. Esto es más acusado en mucho pueblos y ciudades pequeñas, donde ni siquiera hay aceras o no son transitables, y los accesos están diseñados para los coches, siendo a veces peligroso andar. Súmale a esto unos ineficientes sistemas de transporte público (especialmente fuera de las ciudades grandes), el uso generalizado de coches automáticos y sencillos de conducir, el acceso muy temprano al carnet (en New York, a partir de los 16 años) y un buen precio de la gasolina. Así, tenemos la combinación perfecta para que todo el mundo conduzca.

Qué disgusto nos llevamos cuando descubrimos que el carnet de conducir español no vale aquí.

Bueno, no es que no valga del todo: puedes conducir con un carnet extranjero hasta que te conviertes en residente. De esta forma, no hay ningún problema en alquilar un coche con tu carnet de España, pero no puedes acceder a un leasing o a una compra. Vamos, que para una vacaciones te vale, pero no para vivir. Y aunque en nuestra ciudad no tenemos problema en ir andando a todas partes, enseguida nos dimos cuenta que el coche es necesario para muchas cosas del día a día.

Así que nos metimos en el proceso de sacarnos el carnet de conducir aquí, desde cero, que no hay convalidaciones ni nada por el estilo. Y seguimos en ello, porque con el COVID19 todo se ha ralentizado, aunque esperamos terminar pronto. No es algo tan diferente del de España, aunque desde luego hay cosas que no son las mismas. El proceso es el siguiente, en orden:

  • Examen teórico
  • Prácticas de conducir
  • Curso teórico pre-licencia de 5 horas
  • Examen práctico

Curiosamente, el certificado de las prácticas de conducir sólo es obligatorio para los menores de 18, así que al menos eso no tenemos que hacerlo. Y bueno, nosotros ya tenemos práctica, así que eso que ganamos.


Examen teórico

Hay bastantes cosas que se hacen raras cuando empiezas a conducir aquí, empezando por la ubicación de los semáforos, que se encuentran colgando en mitad de la calle. Pero para mí lo más raro son los giros, ya que fuera de las zonas indicadas, es legal girar a la derecha aunque el semáforo esté en rojo. Así que al principio te pitan mucho, pero luego te vas acostumbrando poco a poco.

Pero lo más difícil del examen teórico, sin duda fue conseguir cita para hacerlo. Ahora con el COVID19, el Departamento de Vehículos de Motor (DMV en inglés), sólo acepta que te presentes a examen con cita previa. Y es horrible. Tardamos semanas en conseguirlas, entrando todos los días y buscando por todos los pueblos cercanos. Cuando por fin nos las dieron, aún teníamos que esperar dos meses. Por suerte, alrededor de dos semanas más tarde, nos escribieron diciendo que podíamos acceder a un programa piloto en el cuál podíamos hacer el examen online si lo hacíamos en los siguientes 7 días. Así que en esa semana nos pusimos a hacer tests como locos, y por supuesto nos presentamos.

La dificultad principal de los tests, al menos para mí, son las pequeñas diferencias que hay con España. Por ejemplo, lo de los giros en rojo, pero también otras cosas, como las rotondas o los cambios de sentidos. También cosas muy concretas, como el nivel permitido de alcohol en sangre en el estado de New York, o las normas específicas con los autobuses escolares (en este estado, si tienen el cartel de Stop desplegado, hay que parar SIEMPRE, aunque estén al otro lado de la calle). Y por supuesto, problemas con las medidas: ¿A cuántos pies tienes que empezar a señalizar cuándo te vas a cambiar de carril? ¿A qué distancia puedes aparcar de una boca de incendios? Un poco lioso, por eso hay que mirárselo.

El examen en sí, es de tipo test, como en España. Para aprobar el test normal, debes acertar 14 de 20 preguntas, y al menos 2 de 4 de señales. ¿Y si suspendes? No hay problema: sales y vuelves a entrar. Puedes repetir el test cuantas veces necesites hasta que lo apruebes. Sí, sin pagar tasas ni volver a coger cita, más facilidades no pueden poner.

En nuestro caso, el test online fueron 50 preguntas, no sabemos si para disuadir de hacerlo. No nos pareció tan diferente a los test que habíamos hecho, sólo que más largo. ¡Y ambos aprobamos a la primera!

Tras aprobar, nos mandaron un correo con un enlace desde donde pudimos concertar una cita en la DMV. Y allí fuimos dos días más tarde, para realizar el papeleo. Éste consistía en pagar las tasas, entregar un impreso estándar, presentar pruebas de residencia (llevamos el contrato de alquiler y una factura de suministros) y firmar un certificado en el que jurábamos que nadie nos había ayudado con el examen y que lo habíamos hecho solos. Además, nos sacaron una fotos en el momento (que como nos había llovido encima, imaginaréis el resultado) y nos hicieron un test de visión. Yo iba con curiosidad a ver cómo nos hacían este test, porque el edificio de la DMV era la típica sala de administración con varios puestos y poco más. ¡Pues muy fácil! En la misma cabina donde se hacía todo, entregué los papeles y me pidieron que retrocediera hasta una línea amarilla que estaba pintada en el suelo. Troté hacia ella obedientemente, y entonces levanté la vista. Encima de la mujer que me atendía, había una típica hoja con letras del oftalmólogo, de 12 filas. Me pidió leer la última fila, y ya está. Yo me reía sola. Ni psicotécnico ni oftalmólogo ni gaitas.

Nos dieron un recibo provisional y a las dos semanas nos llegó al correo nuestro flamante Carnet de aprendizaje nuevo.

Curso teórico pre-licencia

Con el Carnet de aprendizaje en la mano, ya es posible solicitar el curso teórico. Nos recomendaron una autoescuela donde lo hacían, y me alegré mucho al descubrir que habían empezado a impartir cursos online por Zoom debido a la pandemia. Al menos lo podíamos hacer desde la comodidad de casa. Así que compré dos cursos, y el domingo pasado lo estuvimos haciendo.

Desde luego, fue una experiencia peculiar. Primeramente, accedimos a la sala y nos confirmaron que tenían nuestros datos, pasando lista. Después, nos pideron que permaneciéramos todo el tiempo de la clase en pantalla y con la cámara encendida para poder confirmar que habíamos atendido al curso. Hasta ahí todo bien, y empezó la clase. Entonces, empezamos a fijarnos en el resto de personas que había en la sala. Estaba el profesor, un hombre de pelo blanco con bigote y una voz peculiar que leía artículos de periódico recortados. Pero lo divertido era el resto de los alumnos: casi todos eran chavales de 16 años. ¿Y qué implica esto? Pues que hacían lo que les venía en gana con la cámara: la ponían apuntando al techo (y había uno que tenía en su techo pegados trozos de algodón como si fueran nubes…), la apagaban, sólo asomaban las puntas de los pelos, se la ponían muy cerca y sólo se veía la frente… cosas así. En una fatídica ocasión, una cámara incluso acabó demasiado cerca de un escote… 😅. También era tremendamente divertido ver que muchos de ellos estaban haciendo la clase… ¡en la cama! Llegué a contar cinco camas en un momento dado. ¡Una se llegó a dormir un par de veces! Y el más raro de todos: ¡había un chaval que estaba en el asiento de atrás de un coche! Al menos no era delante… Yo no podía sino contener la risa.

Supuestamente, este curso trata varios temas de importancia para el futuro conductor. Pero la verdad es que en lo que hacían más hincapié, era en las distracciones al volante, especialmente en el problema de conducir y mandar mensajes por el móvil al mismo tiempo. Que tiene que ser tremendo, la verdad. Nos pusieron dos documentales al respecto: el primero bastante bien hecho y muy dramático, quizás demasiado. El segundo, era un programa de televisión de entrevistas, bastante cutre, llevado por un tal Dr. Phil. En el episodio, llevaban a una chica de 17 años que se enorgullecía de lo bien que escribía y conducía al mismo tiempo (¡con un móvil de teclado físico alfanumérico!), y se dedicaban a ridiculizarla delante de su madre y todo el público del plató. Como en un episodio de los Simpsons.

También nos pusieron otro documental largo sobre los peligros de conducir y beber alcohol, de principios de los años 90, y otro de accidentes con unos dummies que parecían de los años 80. Muy moderno todo. Entre vídeo y vídeo, el profesor nos explicaba cosas varias del temario y trucos para el examen práctico, aunque no era precisamente entretenido. De hecho, acabamos antes de tiempo, y creo que todos lo agradecimos mucho.

A por el examen práctico

Después de este curso, hoy nos ha llegado por correo un certificado que indica que lo hemos realizado, con el que ya podemos solicitar fecha para el examen práctico. ¡Qué ganas!

Cuando hagamos el práctico, haré otro artículo para contar cómo ha ido. ¡Espero que vaya bien!

Vacunados

Ha sido muy repentino, pero tanto Salva como yo nos hemos vacunado ya contra el Coronavirus. Desde luego, ha sido una historia muy peculiar, así que tenía que contarla.

Lo primero de todo hay que decir que la campaña de vacunación aquí en el estado de New York está muy avanzada. Además, los números de contagios están disminuyendo, lo que empuja a seguir con la estrategia actual. El 23 de marzo, se dijo que ya se podían vacunar los mayores de 50. Recuerdo comentarlo con unos amigos, que me decían que en Connecticut ya estaban vacunando a los mayores de 45 años. Lo que nadie esperaba era que pocos días más tarde, el 30 de marzo, el gobernador Cuomo anunciara que ya se podían vacunar los mayores de 30 y, a partir del 6 de abril, los mayores de 16 años.

Con curiosidad, nos pusimos a buscar centros de vacunación cercanos. Pero como era de esperar, se había disparado la demanda y estaban casi todas las citas cogidas. Si bien es cierto que había citas disponibles en ciudades alejadas, la verdad es que era demasiado: una a 4 horas y media, y la otra a 3 horas y 50 minutos, en coche. A menudo se me olvida lo grande que es este estado…

No nos preocupamos mucho. Pensamos en darnos unos días y, si veíamos que seguía así, nos haríamos una excursión larga y sin problemas. Además, aquí hay muchísimos sitios donde ponen la vacuna, incluídas farmacias y edificios acondicionados específicamente para ello. Seguro que se liberaría algún hueco que estuviese más cerca.

El jueves, Salva estaba en una videollamada con un compañero de trabajo, que vive no muy lejos de nosotros, y éste le comentó que se acababa de poner la vacuna esa misma mañana. El compañero le contó que había ido a un sitio pequeño donde no había mucha gente y había vacunas de Johnson & Johnson, que sólo es una dosis, y que se podía ir sin cita previa. Que cogiera el número de referencia que daban en la web oficial de las vacunas del estado de Nueva York y a ver si había suerte. Para asegurarse, Salva llamó y le dijeron que claro, que se pasara. Así que me avisó, me contó todo, imprimimos todos los documentos y nos fuimos para allá sin pensarlo.

El sitio en cuestión estaba en un pueblo pequeño, como a 20 minutos de nuestra casa. Llegamos, y le dije a Salva «No creo que sea aquí, esto parece una tienda de empeños». Le dimos la vuelta al edificio y en la puerta de atrás había un cartel que decía «Vacunas COVID19″… Así que entramos, y dentro era una tienda de regalos y droguería normal y corriente. Un Todo a 100, si lo preferís. Pero al fondo, resulta que sí que había una farmacia pequeña, camuflada entre los termos de café, los pintauñas y los marcos de fotos de «La mejor abuela del mundo».

Droguería y farmacia. El dispensario estaba en una habitación detrás de la caja registradora.

Había un par de personas esperando. Nos cogieron nuestras referencias, las tarjetas médicas y nos pidieron rellenar y firmar una hoja con nuestros datos. La única prueba de residencia que nos pidieron, fue preguntarnos si residíamos en New York y nuestra dirección. Después, nos pidieron esperar sentados en unas sillas plegables, y enseguida apareció un hombre en bata blanca que asumimos era el farmaceútico. «¿Estáis esperando por mí?», nos preguntó. «Sí, eso creemos». «Vaya, debo de ser el hombre más codiciado de por aquí», nos respondió riéndose. La verdad es que era muy auténtico, con sus chascarrillos. Nos preguntó que brazo usábamos más, para pincharnos en el otro, y fue realmente rápido. Yo ni me enteré del pinchazo. Nos dieron nuestras tarjetas de vacunación, una hoja informativa de posibles efectos de la vacuna, y nos pidieron esperar unos 15 minutos.

Al poco tiempo, yo empecé a sentir dolor en el brazo, alrededor de la zona del pinchazo, como de un golpe o tirón fuerte. También un poco de mareo y un ligero dolor de cabeza. Según la hoja informativa, todo esto era normal. Pasaron los 15 minutos, compramos Paracetamol y nos volvimos.

Ese día, ambos estuvimos más o menos bien, con esos síntomas. A mí me empezó a empeorar el dolor de cabeza poco a poco y por la noche ya no me encontraba bien, aunque no tenía fiebre. Dormí fatal y me desperté a las 7 de la mañana con 37.5 Cº y la sensación de que me había atropellado un autobús. Estuve todo el día fatal, con un dolor de cabeza horrible que me pulsaba detrás de los ojos, y la temperatura que no me bajaba de 37. Al día siguiente, ayer, no tuve fiebre pero aún me dolía la cabeza y seguía muy cansada. Hoy por fin me encuentro mejor: el brazo pinchado sigue doliendo un poco al tacto y estoy cansada, pero ya soy persona.

Salva, algo cansado, pero sin fiebre y sin dolor de cabeza. Me llevé yo la peor parte 😑.

Así que sí, por suerte estamos vacunados y no ha sido tan difícil. Sobre todo ahora que ya no nos encontramos mal.

¡Ahora a seguir con las precauciones!

Saint Patrick y el conejo de Pascua

Hace un par de día fue Saint Patrick’s Day o, como lo conocemos en España, San Patricio. No ha sido una celebración tan sonada como yo habría esperado. Sí, había muchas cosas verdes, leprechaums, tréboles, gorros, barbas falsas pelirrojas y mucho merchandising con la frase «Kiss me, I am Irish». Como me picó la curiosidad, descubrí que esta frase proviene de la leyenda irlandesa de la piedra Blarney (Blarney Stone), de la que se dice que otorga suerte y elocuencia a quien la besa. ¡Qué cosas! También estaban en oferta comida y bebida especiales: Cerveza Guinness (por supuesto), queso irlandés y corned beef (carne en salmuera que, efectivamente, proviene de Irlanda). Me hizo gracia encontrar en mi supermercado un rinconcito irlandés con todas estas cosas, y por alguna razón también habían puesto zanahorias, patatas y repollos. Pero no especiales ni irlandeses, no: los normales…

Muchísimos quesos diferentes, cerveza y carne.

Pero no ha sido un día especialmente destacado, y eso que en New York, en Manhattan, suelen hacer un desfile impresionante, el más grande del mundo y uno de los más antiguos. También hay una misa importante en la Catedral de Saint Patrick (que para eso es su patrón) y fiestas por toda la ciudad. Pero el año pasado, por la pandemia, fue la primera vez que se suspendía el desfile en 250 años, y se encuentra en hiatus desde entonces. Parece que esto ha hecho que se enfríen mucho los ánimos para celebrarlo.

Además, Saint Patrick no está libre de críticas. Hay muchas voces que apuntan que la fiesta no hace más que destacar estereotipos irlandeses que no son siempre positivos, y no se ve con buenos ojos que otros se apropien de la cultura irlandesa sólo por la fiesta. Y por supuesto, siempre está el tema del alcohol, que va asociado a la festividad desde el comienzo…

Otro día hablaré del alcohol aquí, sobre cómo lo ven y sobre su consumo, pero eso es algo largo. Lo que sí es verdad es que precisamente esto hace que la fiesta no se considere «para todos los públicos».

Además, casi al mismo tiempo que San Patricio, ya se ve cómo se está preparando la fiesta de Pascua o Easter. Por supuesto, aquí no es como la enrraizada Semana Santa española, con todas sus connotaciones religiosas (y sus torrijas, claro 😉). Aquí, la Pascua es una fiesta amable, donde aparte de la parte religiosa se celebra la primavera. Hay flores y plantas por todas partes, puedes comprar muchos ramos y arreglos diferentes. Los niños suelen pintar huevos con colores alegres, meterlos en cestas y comer chocolate y otros dulces. Y todo está lleno de conejitos y, a veces, ocas, en colores pastel. También en Manhattan hay un gran desfile de Pascua donde la gente se disfraza y se ponen sombreros extravagantes con pájaros y flores (aunque este año también continúa suspendido por a la pandemia). Pero es todo tan amable y tan familiar, que no parece que San Patricio haga falta.

Aventuras en el supermercado

No voy a engañar a nadie: en general, disfruto cuando voy aquí al supermercado. Para mí no es solamente comprar y ya está, si no que en cada visita descubro algún producto raro o alguna cosa peculiar que sólamente podrían tener aquí.

Desde las Oreo de Lady Gaga (edición limitada de galletas rosas con relleno verde) hasta la pasta con tomate en lata de princesas Disney (que incluyen pasta con formas de zapatitos de cristal, castillos, carruajes y coronas), pasando por las Tortas de Inés Rosales, que aquí están en casi todos los supermercados, por alguna razón que desconozco, al lado del queso. Sí, cada día me ofrece nuevas cosas y acabo disfrutando mucho.

Pero no todo podía ser bueno. Una cosa peculiar (o dolorosa, según se mire), es que la compra es más cara aquí. Y los productos no son de una calidad superior a la de España, sólo son más caros. Puedo decir que las verduras en general son buenas y hay muchas que no había visto en España, y que la carne es muy buena. La fruta que he probado, es normal (me falta la de primavera y verano); al igual que el pescado, del que no encuentro demasiada variedad y es bastante caro. Como el queso, que parece un producto de lujo. Esto es como en todas partes: hay cosas mejores y peores. Todo es seguir buscando, mirando, comparando y, sobre todo, probando.

Me he animado a hacer una comparativa de una lista de la compra básica, con productos de marca blanca, de un supermercado de aquí y otro de España. Son sitios dónde ya he hecho la compra y que conozco, y quería ver cómo cambia con productos que he comprado en ambos países. Así que he intentado hacer equivalencias de cantidades y calidades, y he metido en mis dos carritos virtuales lo siguiente:

  • 1 galón de leche (4 litros en España)
  • 1 docena de huevos
  • 1 paquete de arroz
  • Un trozo de queso local
  • Un paquete de pan de molde
  • Un bote de garbanzos
  • Unas pechugas de pollo
  • Unos filetes de ternera
  • Unas rodajas de salmón
  • Varias manzanas (como 1 kilo y medio)
  • Medio kilo de tomates
  • 1 malla de unos 3 kilos de patatas
  • 1 malla de cebollas
  • 1 pimiento verde
  • 1 coliflor
  • Un pack de 6 latas de cerveza local (Mahou VS Bud Light).

TOTAL:

  • En España, toda esta compra sale a 39,10 euros, o 46.77 dólares.
  • En New York, esta compra son 62.50 dólares, o 52,25 euros. ¡Aproximadamente un 30% más cara! ¡Y con productos de marca blanca!

Y si os preguntáis por productos de higiene, eso es ya otra locura. Por poner un ejemplo, el paquete de 10 mascarillas que en España lo he visto por 1,50 euros, aquí está a 9.99 dólares (8,35 euros)


Por otro lado, otra de las cosas que tiene ir a hacer la compra, es que me puedo encontrar con… el robot malvado del supermercado . Sí, sí, no es una broma. Bueno, no sé seguro que sea malvado…

Resulta que hace un par de años, una de las compañías de supermercados de EEUU, comenzó a introducir en sus tiendas unos robots con forma de torre y ruedas, destinados a moverse por los pasillos y detectar si había algún accidente o producto en el suelo. El nombre de este robot, es Marty.

Marty tiene este aspecto de forma normal. Es alto, más que yo. Hace poco ruido al desplazarse, sólo unos pitidos bajos, y puede estar detrás tuyo en cualquier momento y pegarte un susto de muerte. O encontrártelo al girar una esquina, o interponiéndose entre la salida y tú… Patrulla lentamente por los pasillos, sin pegarse demasiado a la gente, como para disimular. El otro día, se paró cerca mío y empezó a brillar en amarillo y a emitir un mensaje de «Alert, alert» con voz baja y cavernosa. Pensé que iba a explotar. Había una chica con su hija pequeña que, mucho más valientes que yo, avisaron a una encargada que rápidamente lo desconectó. Tras este incidente, regresó parsimoniosamente a sus tareas de robot, mientras volvía a brillar en color azul «bueno». Y por si esto no es suficiente, cuando Marty se gira…

Descubres que a algún genio se le ha ocurrido que si le ponían ojitos no daba nada, nada de nada de miedo. NADA

¡Sí que me lo paso bien en el supermercado! 😅

Visados, trabajo y desesperación

Las visas que obtuvimos para venir a los Estados Unidos son las L. En concreto, Salva tiene una L-1 y yo tengo una L-2. Como todas las visas temporales, tienen sus ventajas y sus incovenientes. La mía, por ejemplo, es una visa dependiente, con lo que tiene la desventaja de que está totalmente ligada a la de Salva. Así que si a él, por ejemplo, le despidieran, nos quitarían la visa a los dos. O por ejemplo, para hacer trámites, necesito mandar siempre nuestro certificado de matrimonio («Proof of Relationship«, dicen). Pero una de las grandes ventajas que tiene la L-2, es que me permite solicitar un permiso de trabajo.

Esto no ha sido siempre así, ya que la ley se cambió en 2002 para que los esposos con L-2 pudiesen trabajar. Los hijos, que también pueden obtener esta visa si son menores de 21 años, no pueden. De hecho, no muchas visas dependientes permiten trabajar, como varios casos que conozco. Incluso las visas H-4, que son bastante comunes, necesitan cumplir unas características muy específicas que no siempre se tienen.

Poder tener trabajo aquí fue una de las cosas que yo quería y que me empujó a mudarme. Había leído que el Servicios de Ciudadanía e Inmigración de Estados Unidos (USCIS, por sus siglas en inglés) tiene estipulado que los permisos de trabajo se deben emitir en 90 días. Pero también había leído en foros que se podían retrasar mucho más y que, incluso, había a gente a la que le había tardado hasta 6 meses. Ese hecho no me preocupaba mucho al principio, porque pensé que tardaría varios meses en adaptarme al nuevo país y aún había que buscar empleo. Tenía tiempo.

Y llegó el Coronavirus.

Con la pandemia, es absurdo lo mucho que se han incrementado los tiempos en la administración. Procesos que se hacían en una mañana, ahora hay que esperar semanas sólo para obtener una cita. Eso fue lo que nos pasó con el Número de la Seguridad Social (SSN), que ahora sólo dejan coger cita por teléfono y nos fue absolutamente imposible. Tras un mes de desesperación, Salva pidió ayuda a los servicios de relocalización de la empresa, y ellos llamaron por nosotros. Después de 40 minutos de espera tras aceptarles la llamada, consiguieron que les cogieran el teléfono y avisaron a Salva para hacer una llamada a tres y poder pedir la cita. Lo curioso es que cuando fuimos a por las tarjetas, se presentaron varias personas en la oficina diciendo que necesitaban hacer trámites y no eran capaces de coger cita. A todos les pidieron que se fueran y que lo siguieran intentando por teléfono. Y aún, la mujer que nos atendía nos comentaba, indignada (y en español): «¿Cómo que no se puede coger cita? ¿No están ustedes aquí? ¡Claro que se puede!».


Con miedo a los posibles retrasos tras esta experiencia, recopilé los documentos necesarios (incluída una traducción al inglés y un cheque para los gastos de gestión) y rellené mi solicitud para el permiso de trabajo. La envié por correo, que es ahora mismo la única forma posible de presentarlo, y me dijeron que tardaría tres días en llegar. Al fin y al cabo, sólo hay 2 centros en todo el país para recibirlo y 6 para procesarlo, y tuve que enviarlo a Dallas. Como estaba preocupada por los tiempos, añadí un formulario extra en el que solicitaba que se me informase a las 24 horas de la recepción por mensaje de texto o correo electrónico.

Pasaron los tres días, y es de imaginar que a las 24 horas no me llegó ninguna clase de aviso. Esto fue el 11 de diciembre, y el número de seguimiento del paquete decía que sí había llegado, así que eso me tranquilizó y me dispuse a esperar.

Hace una semana, mientras nos preparábamos para cenar, me llegó un mensaje al móvil, ¡diciendo que habían recibido mi solicitud! El sms además me daba un número de referencia y me decía que me mandarían un correo físico con más instrucciones. Me metí en mi cuenta bancaria y habían cobrado el cheque. ¡La cosa estaba en marcha! Así que me pasé a ver qué información me daban con mi número de referencia. Encontré que sí, efectivamente, lo habían recibido el 11 de diciembre y me decían que tenía que haber recibido en enero la carta. No me preocupé demasiado y esperé impacientemente al correo a ver qué decía y pensando en cuáles serían los siguientes pasos.

Ayer por fin llegó la esperada carta. Y… no era nada. Sólo era un aviso de que habían procesado mi solicitud y que ya se pondrían en contacto conmigo. Básicamente, que mi paquete ha pasado de la pila de recibidos a la pila de en revisión. También he podido encontrar gracias a la referencia que, ahora mismo, los tiempos de espera para mi solicitud son entre 5 y 10 meses, siendo 10 meses el 93% de los casos…

Ha sido un poco decepcionante, pero bueno. Seguiré esperando. ¡Ya iré actualizando cuando tenga más noticias!

La realidad y la ficción

Quería hacer una entrada breve hoy. Una amiga que leyó el blog me comentó que el papel de cocina con el que yo estaba tan… contenta, le recordaba mucho a algo que salía en un capítulo de Los Simpsons . Resulta que en ese episodio, Marge compra un papel de cocina nuevo, cuyo logo es un fornido leñador llamado Burly, y acaba fantaseando con él. ¿Os suena? ¡Pues sí, es una parodia de la misma marcaque comentaba en la entrada anterior!

Imagen de Los Simpsons

Tengo claras dos cosas:

  1. Soy el público objetivo de este producto.
  2. Sabía que iba a ver cosas similares a Los Simpsons en Estados Unidos, pero no imaginaba que tanto. Sea como sea, estoy tremendamente orgullosa de sentirme identificada con Marge. 😊

Nuevas marcas

Cuando te cambias de país, hay muchas cosas que tienes que cambiar. Entre ellas, las marcas que estás acostumbrada a comprar. Es verdad que algunas siguen estando ahí, pero ¿cómo elegir de entre toda la oferta de detergentes si no te suena la marca de ninguno y hay estanterías llenas de ellos? Yo tengo varios métodos.

Método de buscar marcas similares a las conocidas.

Hay veces que las marcas cambian su nombre en los diferentes países, pero en el fondo son el mismo producto. Muchas veces las puedes reconocer por las cajas o por el logotipo, que son muy parecidos. Fácil es el caso de Don Limpio, que es exactamente igual pero aquí se llama Mr. Clean (¡No se llama Mr. Proper!). Otro ejemplo es el caso de las compresas Ausonia, que aquí se llaman Always. Nada que ver el nombre o la apariencia, pero son lo mismo.

Método de ensayo y error.

Está claro: hay que probar. Y muchas veces se acertará enseguida, como cuando elegimos nuestras sábanas y toallas. Las compramos rápido porque las necesitábamos con urgencia, y son de una calidad estupenda. Pero, por ejemplo, con el gel de ducha tuvimos que probar unos cuantos para encontrar uno que nos gustase a ambos. Que por cierto, se llama Softsoap y se inventó en New York. Con la comida, siempre es más fácil (y divertido) probar, y siguiendo este patrón, creo que habremos probado una veintena de cafés de cápsulas distintos…

Método de las reviews.

Hay veces que el ensayo y error no funcionan. Eso fue lo que nos pasaba con el papel higiénico. Comprábamos los paquetes más pequeños para probar, pero no había ninguno que nos convenciera, y nos sentíamos que estábamos perdiendo el tiempo. Así que usamos internet para buscar reviews y rankings de los mejores papeles higiénicos. Sí, existen. Hay rankings para todo: papeles higiénicos, pizzas congeladas, colchones, cafeteras, limpiadores, salsas… Nos funcionó y ahora estamos muy contentos.

Método del antojo.

Y sí, a veces una símplemente compra porque ve algo y… tiene que comprarlo.

Por si cabía alguna duda, lo he comprado única y exclusivamente por el leñador. Y por su mandíbula.

¡Y lo mejor es que absorbe genial! 😍

Primeras nieves

El pasado domingo, por la noche, empezó a nevar. Nevó sin parar hasta que, al más puro estilo de la película El día de la marmota, que conmemora la celebración de ese evento cada 2 de febrero, cayó una nevada impresionante que nos ha dejado entre 40 y 60 cms de nieve.

Ya habíamos tenido una nevada grande, pero se nota que esta ha sido más cantidad, y es bastante impresionante. Se nota, además, que aquí están muy preparados para la nieve. Primeramente, y como en la nevada anterior, llevaban días avisando de la tormenta y preparándose para ella. El mismo domingo por la noche, el Gobernador del Estado Andrew Cuomo, hizo una rueda de prensa avisando de todas las medidas que habían tomado para la nieve. Ya en la mañana del lunes, declaró el Estado de Emergencia en 44 condados. No sé si será por la movilización extra, pero no han parado de limpiar nieve desde el lunes, con un ejército de trabajadores esenciales armados con tractores, excavadoras, palas y camiones de sal de todos los tamaños. Y es que hasta ayer estuvo nevando casi sin parar. Como resultado, las carreteras están limpias y la mayor parte de las aceras también están habilitadas para poder pasar. También hay que decir que se puede ver a mucha gente que limpia la nieve individualmente. Desde las personas que cogen una pala, hasta gente que tiene coches grandes y se ponen una pala quitanieves delante, o gente que tiene su propia máquina especial para quitar la nieve. Estas últimas, que me parecen fascinantes, las he visto de dos tipos: las que parecen cortacéspedes y lanzan la nieve a chorros, y las que parecen quads o tractores pequeñitos y puedes ir sentado, que al parecer son geniales para limpiar aceras. Lo bueno es que todo este equipamiento no sólo se puede comprar, si no también alquilar, con lo que se hace más fácil.

De hecho, salir a pasear no da ningún tipo de problemas de movilidad, aunque el frío ha hecho que no hubiese mucha gente por la calle, y los que salíamos, íbamos embozados hasta las cejas. La verdad es que entre mi gorro, mi bufanda y mi mascarilla, no sé cómo me reconocen los conserjes del edificio… Pero merece la pena salir, porque es muy bonito, se puede andar bastante bien y hay posibilidades de sacar muchas fotos chulas. El martes salí al parque y estaba yo sola, con lo que pude sacar una estupenda foto panorámica:

El miércoles ya hacía mucho mejor tiempo y hoy, con unos 3 grados que hemos alcanzado, la nieve ya se está derritiendo. Ayer ya había bastantes coches circulando sin mayor problema, y tengo que decir que me llama bastante la atención que muchos vehículos, sobre todo los más grandes, no limpian toda la nieve que tienen encima. Así, todavía se ve a los autobuses escolares o a las furgonetas de reparto con varios centímetros (o pulgadas 😄) de nieve en el techo. ¡Incluso algún coche he visto conduciendo que sólo había limpiado los retrovisores y la parte del cristal del conductor! La cosa es volver lo antes posible a la normalidad y seguir cada uno con sus vidas, que sólo es un poco de nieve. Además, debe ser que para algunos hace calor, porque ya he visto a una persona en manga corta salir de un coche y quedarse charlando en la calle… Están hechos de otra pasta.

Bueno, aunque ya se esté derritiendo la nieve, mañana vuelve a nevar un poquito más. Está bien, ¡yo también me tengo que acostumbrar a la nieve!

La medida de las cosas

Mucha gente me pregunta qué es lo más complicado de la adaptación a Estados Unidos. Suelo pensármelo un poco, pero por lo general siempre es la misma respuesta: los formatos de medida.

Ya sabía que había cosas que me iban a parecer más o menos difíciles, y otras a las que poco a poco me tendría que acostumbrar, y estoy en ello. Pero hay algunas que, directamente, consiguen desconcertarme. Voy a poner varios ejemplos de cosas del día a día, al mismo tiempo que algunos de mis truquillos.

Fecha y hora 📅

Esta es de las cosas que me vuelven loca: ¿por qué el formato de la fecha en Estados Unidos es Mes/Día/Año? Acostumbrada a otros sistemas, esto me lleva a error en muchas ocasiones. Sé que muchos americanos defienden esto, bien por costumbre, bien porque les gusta decir primero la unidad más pequeña (he leído que para algunos la unidad más pequeña no es el día, porque hay 30 al mes, y que la más pequeña es el mes que sólo hay 12). Pero para ordenar fechas o contar, a mí me parece muy caótico.

Lo de la hora, es algo que es curioso, y es que no suelen usar el formato de 24 horas, usan el de 12 horas y añaden PM o AM según convenga . Yo estoy habituada al de 24 y se me hace un poco raro cuando leo los horarios de tiendas y cosas así. Pero por lo demás, es fácil.

Tiempo atmosférico 🌤️

El hecho de que la equivalencia entre grados Celsius y Fahrenheit no sea lineal, es muy molesto, porque no me puedo aprender una cifra y sumar o restar. ¿Tenemos que hablar sobre lo raro de la base de los grados Fahrenheit? El truco rápido es restarle 30 y dividirlo entre 2 (no sale exacto, pero casi). El caso es que he llegado a la conclusión que menos de 32ºF es mucho frío y que menos de 15ºF, como ayer, es que no salgo de casa.

Comida y bebida 🍎

En el supermercado es donde tengo los mayores problemas con las medidas. Ciertamente, muchas de las marcas aparecen con medidas métricas y con medidas americanas. Esto es principalmente debido a que hay productos que se venden a nivel internacional y su packaging es el mismo. Pero quedan muchas cosas que no lo tienen, como frutas y verduras, fiambres o productos cocinados como la panadería. Como es de suponer, se venden al peso y suelen estar en onzas o, si pesan mucho, en libras. Sabiendo que más o menos, 1 libra son unos 450 gramos, y 4 onzas son algo más de 100 gramos, todo va bien.

Para mí el problema llega con los líquidos y, concretamente, con la leche. He leído que han intentado antes vender la leche en botellas de litros y que han fracasado estrepitosamente. La realidad es que la leche sólamente se vende en galones, medios galones o relacionados. Esto al parecer también pasa con la gasolina: son cosas a la que la gente está acostumbrada y sólo se apaña con las medidas que conocen. Los galons y sus medidas asociadas, están basadas en un sistema de 8, más o menos. Así, 1 galon (3,78 litros) es igual a 4 quarts y a 8 pints. Ahora mismo, tengo en la nevera una botella de 1/2 galón de leche, otra de 1 cuarto y 1 brick de una pinta de nata.

Con el resto de los líquidos, tienes que pensar de nuevo en onzas, pero en onzas líquidas (fluid ounces). Lo mejor aquí es pensar en equivalencias: 1 lata de Coca-cola son 12 oz, 1 vaso de zumo son 8 oz, un café solo son 6 oz, etc.

Relacionado con la comida y bebida, podemos encontrar cosas muy extrañas. Por ejemplo, cuando fuimos a comprar una papelera, descubrí que algunas marcas las vendían con su capacidad en litros, pero las bolsas de basura las suelen vender en galones. Otro detalle curioso es que cuando vas a comprar ollas, normalmente las venden por capacidad, en quarts. Pero las sartenes las venden por diámetro, en inches. Eso sí, las sartenes hondas, son en quarts.

Cocinar 🍳

Aparte de lo contado con la comida, las ollas y las temperaturas, a la hora de meternos en la cocina tenemos que añadir una medida más de capacidad: las cups. Las cups no son las tazas españolas (que son las tazas métricas), si no que están adaptadas a su sistema y equivalen a 8 onzas (líquidas). Por esto, muchas veces me toca pasar de onzas a tazas y volverme loca cuando no sé si la receta se refieren a peso o a volumen… Pero me voy apañando. También usan mucho lo de las cucharadas (Tb o tablespoon) y cucharaditas (ts o teaspoon), pero eso no sólo me encanta, si no que hace ya tiempo que las uso.

Longitud y distancias 📏

Para la mayoría de las cosas, aquí se usan los pies, feet, y para las cosas pequeñas las pulgadas (inches). He de reconocer que se me resisten las medidas más largas, por ejemplo para la altura de una persona. Yo mido unos 164 cms, lo que correspondería con 5.38 pies, pero esta no es la manera normal de decirlo, habría que ponerlo en pies y pulgadas. Me explico: 1 pie son 12 pulgadas, por lo que 5.38 pies son 5 pies y 4 pulgadas, más o menos, (5’4″) o 64.5 pulgadas, aunque la medida que se suele usar es la primera. Para mí esto sigue siendo una locura.

Para medidas más largas, se pasa casi directamente a la milla. Así, un edificio grande puede medir 100 pies de alto (30,5 metros), y una calle puede medir 1 milla (1609 metros, de hecho, en muchas ciudades con diseño de cuadricula, miden esto). En las carreteras, además, es también común señalizar las salidas o los incidentes en porciones de milla. Por ejemplo, «Baches durante 1/2 milla».

A ver, también existen las yardas que son una medida intermedia, pero yo no las he visto usarse de forma habitual, salvo en los deportes. Es verdad que en el campo de la costura se usan los quarters, que son un cuarto de una yarda, pero no sé de más ejemplos.

Velocidad 🚗

La velocidad conduciendo se mide en millas por hora, y es algo a lo que hay que acostumbrarse. No es excesivamente complicado: puedes ver las velocidades tanto en las indicaciones de la carretera como en el velocímetro de tu coche, así que sólo hay que leer.

Tallas de ropa y zapatos 👕

No tengo mucha idea de por qué son diferentes las tallas en cada país, pero el caso es que son distintas. Tengo entendido, además, que aquí no está legislada la talla desde los años 80, así que cada marca hace un poco lo que prefiere. Sí, hay estándares, pero no se respetan. De hecho, he descubierto que aquí existe una tendencia llamada Vanity sizing, que consiste en ir haciendo la ropa cada vez más grande sin cambiarle la talla, de tal forma que la gente aunque engorde, siga entrando en ropa nueva. Esto al parecer está relacionado también con el aumento de la obesidad en la población y se suele asociar a marcas de ropa más baratas… Desde luego, es interesante.

Pero vamos, que cuando voy a comprar me pruebo y casi que mejor.

Papeles 📝

Pues sí, es algo en lo que me he fijado. Porque yo trabajo mucho con dibujos y formatos de papel, y me conozco tanto los DIN como los propios de la pintura. Pero nunca había usado los americanos, y me cansa el tenerme que aprender otro formato si quiero imprimir correctamente o comprarme un bloc de dibujo del tamaño que me interesa. Además, ¿qué tiene de malo el DIN A4 si prácticamente lo usa todo el mundo?

Así que sí, esto es un lío. Y es que, como podemos leer en este completísimo artículo de la Wikipedia, el tema de las medidas tiene mucha miga. ¡Resulta que se lleva intentado implementar el sistema métrico en Estados Unidos desde finales del siglo XVIII! En 1793, Estados Unidos encargó a un reputado botánico francés, Joseph Dombey que trajese pesos desde Francia para usarlos como referencia y adoptar el sistema métrico. Pero en el viaje, su barco se salió del rumbo por una tormenta, fue capturado por corsarios y fue hecho prisionero en la isla caribeña de Montserrat hasta que falleció. De película.

Sí, la culpa de todo este lío, la tienen los corsarios. Ahí lo dejo.