No voy a engañar a nadie: en general, disfruto cuando voy aquí al supermercado. Para mí no es solamente comprar y ya está, si no que en cada visita descubro algún producto raro o alguna cosa peculiar que sólamente podrían tener aquí.

Desde las Oreo de Lady Gaga (edición limitada de galletas rosas con relleno verde) hasta la pasta con tomate en lata de princesas Disney (que incluyen pasta con formas de zapatitos de cristal, castillos, carruajes y coronas), pasando por las Tortas de Inés Rosales, que aquí están en casi todos los supermercados, por alguna razón que desconozco, al lado del queso. Sí, cada día me ofrece nuevas cosas y acabo disfrutando mucho.
Pero no todo podía ser bueno. Una cosa peculiar (o dolorosa, según se mire), es que la compra es más cara aquí. Y los productos no son de una calidad superior a la de España, sólo son más caros. Puedo decir que las verduras en general son buenas y hay muchas que no había visto en España, y que la carne es muy buena. La fruta que he probado, es normal (me falta la de primavera y verano); al igual que el pescado, del que no encuentro demasiada variedad y es bastante caro. Como el queso, que parece un producto de lujo. Esto es como en todas partes: hay cosas mejores y peores. Todo es seguir buscando, mirando, comparando y, sobre todo, probando.
Me he animado a hacer una comparativa de una lista de la compra básica, con productos de marca blanca, de un supermercado de aquí y otro de España. Son sitios dónde ya he hecho la compra y que conozco, y quería ver cómo cambia con productos que he comprado en ambos países. Así que he intentado hacer equivalencias de cantidades y calidades, y he metido en mis dos carritos virtuales lo siguiente:
- 1 galón de leche (4 litros en España)
- 1 docena de huevos
- 1 paquete de arroz
- Un trozo de queso local
- Un paquete de pan de molde
- Un bote de garbanzos
- Unas pechugas de pollo
- Unos filetes de ternera
- Unas rodajas de salmón
- Varias manzanas (como 1 kilo y medio)
- Medio kilo de tomates
- 1 malla de unos 3 kilos de patatas
- 1 malla de cebollas
- 1 pimiento verde
- 1 coliflor
- Un pack de 6 latas de cerveza local (Mahou VS Bud Light).
TOTAL:
- En España, toda esta compra sale a 39,10 euros, o 46.77 dólares.
- En New York, esta compra son 62.50 dólares, o 52,25 euros. ¡Aproximadamente un 30% más cara! ¡Y con productos de marca blanca!
Y si os preguntáis por productos de higiene, eso es ya otra locura. Por poner un ejemplo, el paquete de 10 mascarillas que en España lo he visto por 1,50 euros, aquí está a 9.99 dólares (8,35 euros)…
Por otro lado, otra de las cosas que tiene ir a hacer la compra, es que me puedo encontrar con… el robot malvado del supermercado . Sí, sí, no es una broma. Bueno, no sé seguro que sea malvado…
Resulta que hace un par de años, una de las compañías de supermercados de EEUU, comenzó a introducir en sus tiendas unos robots con forma de torre y ruedas, destinados a moverse por los pasillos y detectar si había algún accidente o producto en el suelo. El nombre de este robot, es Marty.

Marty tiene este aspecto de forma normal. Es alto, más que yo. Hace poco ruido al desplazarse, sólo unos pitidos bajos, y puede estar detrás tuyo en cualquier momento y pegarte un susto de muerte. O encontrártelo al girar una esquina, o interponiéndose entre la salida y tú… Patrulla lentamente por los pasillos, sin pegarse demasiado a la gente, como para disimular. El otro día, se paró cerca mío y empezó a brillar en amarillo y a emitir un mensaje de «Alert, alert» con voz baja y cavernosa. Pensé que iba a explotar. Había una chica con su hija pequeña que, mucho más valientes que yo, avisaron a una encargada que rápidamente lo desconectó. Tras este incidente, regresó parsimoniosamente a sus tareas de robot, mientras volvía a brillar en color azul «bueno». Y por si esto no es suficiente, cuando Marty se gira…

Descubres que a algún genio se le ha ocurrido que si le ponían ojitos no daba nada, nada de nada de miedo. NADA
¡Sí que me lo paso bien en el supermercado! 😅