Carpetas de gomas

Hay una tienda a la que me gusta ir cuando tengo que comprar cosas de índole general. Tiene una buena sección de papelería y he pasado varias ocasiones viendo las variedades de bolígrafos, rotuladores y diferentes papeles. Lo que no conseguía entender era por qué no tenían simples carpetas de gomas. Y resulta que el tema tiene más miga de lo que pensaba.

Lo primero que hice fue mirar en varias tiendas online a ver si las tenían en stock. Cuando miré en una tienda especializada en papelería y manualidades, y vi que no tenían tampoco, la cosa empezó a extrañarme. Así que revisé si era un problema de la traducción al inglés que estaba usando de la palabra. Efectivamente: folder no parecía referirse a todo tipo de carpetas, si no a aquellas hechas sólo de cartón y sin cierre. Como a las carpetas que salen en los iconos de los ordenadores, vamos; lo tenía que haber sospechado. Así que probé todo tipo de sinónimos, busqué tipos de carpetas por internet y no había manera de encontrarlas. File folder, Tab Folder, Fastener folder, File jacket, 2-Pocket Folder, Portfolio… ninguna cuadraba. No fue sin esfuerzo, que finalmente descubrí el nombre que necesitaba: 3-Flap Folder. ¡Fantástico! Pero no las tenían en ninguna tienda…

Mientras tanto, íbamos acumulando papeles y papeles, y yo no sabía muy bien cómo los iba a almacenar. ¿Acabaría encargando las carpetas online, como la escoba? Y otra pregunta que me hacía, ¿cómo organizaban los americanos sus papeles? Todo me parecía demasiado incómodo. Había comprado ya una carpeta con dos bolsillos (pocket folder) y no cabían muchos papeles ni me solucionaba demasiado.

Hoy necesitaba ir a comprar sobres y clips, y fui a la tienda que me gusta porque sabía que tenían. Y me pasé de nuevo por la parte donde tenían todos los folders y los contemplé un buen rato. Entonces, se me ocurrió coger uno de ellos, que tenía dos bolsillos, y pensé: «Aquí no cabe nada». Pero entonces, vi que tenía unos agujeros perforados. Y entonces me di cuenta. «¡Claro! ¡Los agujeros son para poner varios de estos en una carpeta grande con anillas!»

Solucionado el misterio, compré la carpeta de anillas y cuatro pocket folders, y ahora tengo todos mis documentos bien organizados. Ya encargaré carpetas de gomas si las necesito, pero por ahora, todo está bien.

El problema de las escobas

Revisando los artículos que estaban rebajados por el Black Friday, he hecho un gran descubrimiento, casi oculto entre productos tecnológicos: uno de los artículos que se han agotado más rápidamente, con unas puntuaciones altísimas y miles de reviewses una escoba con un recogedor largo.

¡Y no me extraña en absoluto!

Cuando llegamos al país, una de nuestras primeras compras fue para comprar productos de limpieza. Nos habían avisado que las fregonas como en España, eran una cosa rara de encontrar. Pero encontramos una muy apañada que estaba de oferta especial y nos sentimos muy contentos. El problema llegó a la hora de comprar una simple escoba. Había de varias formas y tamaños, pero todas, sin excepción, venían con un recogedor pequeño. Hace ya muchos años que juré que no me volvería a dejar los riñones con ellos, pero era imposible encontrar un recogedor alto en ninguna de las tiendas que visitamos. Así que lo encargamos por internet. Y lo más gracioso era leer las reviews americanas, gente maravillada con la simplicidad e innovación de ese aparato. ¡Magia pura!

¿Será que en España estamos a la vanguardia de la limpieza? 😂

Sólo sé que no me extrañan las reviews en absoluto.

Alertas

Ya que está bastante claro que vamos a pasar aquí las Navidades, decidimos que debíamos decorar la casa con estilo navideño. Así que era el momento perfecto para ir a una tienda a la que llevaba un tiempo queriendo ir: Christmas Tree Shops andThat!. Oh sí, la tienda se llama así, podéis cotillear su web. Y tenía mucha curiosidad por entrar, así que ayer por la tarde nos acercamos a una que nos queda a 10 minutos en coche.

Para ir, tenemos que pasar por una zona de colinas llena de casitas bajas con jardín y muchos árboles. Soplaba mucho viento y, al girar una curva, vimos una rama enorme que cruzaba los dos carriles de la carretera. Otro coche había llegado un poco antes que nosotros, y el conductor se bajó a retirarla. Pudimos pasar sin problemas, pero nos extrañó porque tenía que haberse caído momentos antes.

Llegamos a la tienda y, como puede esperarse, pudimos encontrar bastante decoración navideña, pero también de Acción de Gracias y de cosas de decoración general. En mitad de las compras, repentinamente, empezaron a sonar al mismo tiempo todos los móviles de la tienda . El mío, que estaba en vibración, empezó a moverse de forma salvaje dentro de mi bolso. Lo cogí, y en la pantalla ponía: «Alerta de tornado. Revise la información local y busque refugio». He de admitir que me asusté bastante, y me acordé que esto ya me había pasado antes estando en Hawaii. En esa ocasión no pasó nada y, por suerte, se quedó en una anécdota. Además, mirando alrededor, la gente en la tienda estaba muy tranquila. Pero nos fuimos a pagar a ver si nos podíamos volver a casa. Salva se puso a hablar con la cajera y nos dijo que ella no creía que fuera nada grave. Otro cliente detrás nuestro nos dijo que no nos preocupáramos y que condujésemos con cuidado al volver. En ese momento, Salva dijo «¿Eso que suena es el viento?». Todos nos quedamos callados y escuchamos un bramido brutal de fondo. A la cajera incluso le entró la risa nerviosa y le dijo a una compañera que hoy les tocaba dormir en la tienda…

Fuimos a la salida y no pudimos salir a la calle. Estaba lloviendo con mucha fuerza y el viento era feroz. Varias personas estábamos en la entrada alucinando y grabando con el móvil. Miramos las aplicaciones del tiempo, y todo apuntaba a que al poco tiempo se relajaría. Y ciertamente, a los quince minutos amainó bastante y nos fuimos corriendo al coche. Pudimos volver sin problemas, aunque como se puede imaginar, no fuimos por la ruta de las colinas.

Y así ha sido nuestra primera alerta de tornado en New York. Parece que aquí prefieren curarse en salud y avisar con la mínima posibilidad de desastre. ¡Espero que sigan siendo posibilidades y no pasen de eso!

Ardillas negras

Yo nunca había visto ardillas negras hasta que llegué aquí. Por todas partes hay ardillas, tanto grises como negras, y parecen vivir juntas sin problemas. Hay tantas, que el otro día fui a comprar y a la vuelta no encontré a ninguna persona pero sí a cinco ardillas.

Como estaba extrañada, investigué un poco al respecto, y resulta que las ardillas negras en realidad son una mutación genética bastante frecuente. Así que realmente son ardillas grises (la especie concretamente es Ardilla de las Carolinas), pero algunas son más oscuritas que otras. De cerca y con sol, se ve que son marrón oscuro, pero de lejos, son negras.

Me gusta esto de tener tantos animales cerca, no estaba acostumbrada a esto en Madrid. He visto ardillas, ardillas listadas, gansos de Canadá, cuervos, arrendajos azules, gaviotas, estorninos… Aún no he visto ciervos, pero seguro que veo pronto.

Veinte semanas

Pese a que aquí la situación es muy similar a la de España, la COVID19 nos genera problemas inesperados. El primero de ellos, que es quizás uno de los más relevantes, es que hace complicada la socialización. La gente sale menos y tiene menos ganas de hacerlo. Además, las mascarillas muchas veces hacen que sea difícil entenderse, y más cuando aún no tengo el oído hecho al acento neoyorkino ni tengo cogida la pronunciación.

Hace unos días en el supermercado, un hombre me preguntó algo en la cola para pagar y yo fui incapaz de entenderle. Me lo volvió a repetir y sólo puede farfullar impotentemente un «I’m really sorry, I can’t understand you». El hombre, que se le notaba algo desesperado, se apartó la mascarilla para poder hablar mejor. Y entonces vi que apenas tenía dientes y me sentí realmente mal, porque seguía sin entenderle y no era su culpa. Al final, una mujer que estaba detrás mío le respondió y él se fue. No entendí a ninguno y me sentí completamente boba…

El otro gran problema que nos está causando el virus, es un problema con algunos suministros. Mientras que las cosas básicas como los alimentos, están garantizadas, en otras como los muebles o la electrónica, hay una escasez evidente. Y todo parece ser un problema de transporte, porque si el producto está en stock, lo tienes en el momento. Pero si no está, tardan semanas en reponerlo. Por esto, el sábado pasado fuimos a mirar sofás, y en la primera tienda que entramos nos dijeron que tardarían 20 semanas en llevárnoslo. ¿¿Cómo?? Esto nos pareció una exageración, y salimos de la tienda.

Nos pasamos el sábado visitando varias tiendas de muebles más y, sin ser tan exagerados, sí que en la mayor parte de ellas nos entregaban los muebles en unas 6 semanas. Finalmente, encontramos una con un sofá que nos gustó mucho y que «sólo» tardarían 4 semanas. Como nos quedaba aún una tienda por ver, que además estaba justo en frente, le dijimos a la vendedora que volveríamos en un rato. Fuimos a la otra tienda, revisamos los sofás, y vimos que realmente nos gustaba más el anterior. Así que volvimos y localizamos de nuevo a nuestra vendedora. Revisó los datos, y nos avisó que ahora el sofá llegaría a principios de diciembre. ¿Cómo es posible? ¡Ha pasado media hora y ha cambiado a 6 semanas! Resultaba que era una cadena de tiendas muy grande y el inventario era general para todas, así que en ese tiempo se había agotado el inventario para esas fechas…

Por supuesto, lo encargamos. ¡A saber cuántos retrasos más podría haber! Y ahora ya sólo nos queda esperar… pero no sentados.


Alquileres y mudanzas

Nos hemos conseguido mudar en una semana, por increíble que parezca. El viernes pasado, el 2 de octubre, firmamos el contrato. La cosa es que como ya habíamos visto muchas casa por internet, teníamos bastante claro lo que queríamos y sólo nos quedaban detalles que sólo se pueden ver en persona. Curiosamente, la que al final hemos elegido era la que menos nos llamaba la atención, pero las condiciones son muy buenas, la casa tiene muy buena pinta y la atención fue estupenda.

¿Cómo fue ver casas aquí? Pues muy condicionado por la COVID. Por supuesto, mascarillas obligatorias y en muchas, con guantes. En varias de ellas tenían lo que llamaban self guided tours, en los que nos daban las llaves y nosotros las devolvíamos cuando acabábamos. Esto no estaba mal, sobre todo porque no había límite de tiempo ni agentes pesados, pero nadie contestaba las dudas y se sentía muy impersonal. Los pisos aquí son muy caros, y los acabados no son siempre los mejores. Así que da un poco de rabia ver el dineral que te piden por algo que tampoco es lo más nuevo ni lo de mejor calidad. Pero creo que finalmente hemos elegido bien, veremos a ver qué tal.

La única cosa un poco rara de nuestra nueva casa es que no tiene lámparas ni en el salón ni en las habitaciones. Es curioso, porque los interruptores existen y, al principio, creíamos que no funcionaban. Pero entonces Salva vio que tenían unas pegatinas redondas, rojas y verdes, y se dio cuenta que también había enchufes que tenían las mismas pegatinas y que se correspondían con ellas. Así que al menos ahora sabemos dónde deberían ir las lámparas.

Ahora estamos liadísimos comprando cosas y acondicionando la casa. El sábado pasado fuimos a comprar la cama, y el vendedor era un hombre absolutamente encantador. No hacía más que decirnos que no nos podía engañar, porque estaba orgulloso de su trabajo y había un poder superior que lo gobernaba. Y cuando decía esto, se reía, levantaba las manos y miraba al cielo. Un espectáculo, y pese a todo, profesional y rápido, ¡así que muy contentos!

¡Ahora a seguir amueblando y descubriendo!

Cómo entramos en Estados Unidos en plena pandemia

Sin duda, el último mes ha sido uno de los más extraños de mi vida. Extraño e incomparable. Porque no es solamente la primera vez que me mudo a otro país e intento adaptarme a una cultura e idiomas diferentes al mío. Es sobre todo el contexto en el que ha sucedido todo, el hecho de que el Coronavirus ha venido, se ha quedado, y está echando raíces entre nosotros. Eso hace que nada sea fácil.

La vida de mi familia llevaba mucho tiempo en suspensión. Desde que habíamos decidido trasladarnos a Estados Unidos y Salva firmase con la empresa americana, todo había ido muy lento. Primero, esperando la documentación de la visa y de la empresa, que había llevado un año por las condiciones previas (nuestra visa es una L), y otros cinco meses de retraso por el papeleo. Y después, la elipsis más desesperante, esperando a que se aliviase la crisis provocada por el Coronavirus. Cuando el día 12 de marzo se cerraron las fronteras con Estados Unidos, nadie suponía que en septiembre continuarían cerradas y sin vistas a abrirse.

A finales de agosto, cuando las vacaciones ya habían terminado, nos sentamos a hablar del futuro. Teníamos que habernos ido a principios de abril y seguíamos atascados y bastante desesperanzados. Necesitábamos retomar el control de nuestra vida, replanear si era necesario, pero avanzar al fin y al cabo. ¿Seguíamos esperando o qué podíamos hacer? La proclama presidencial que cerraba las fronteras, prohibe viajar a Estados Unidos a ciudadanos que hayan estado los últimos 14 días en el espacio Schengen. Pero…¿y si pasábamos 14 días fuera de este área?. Parecía posible pensar que se podría hacer de esta manera.

Decidimos tomar esto como una verdadera última oportunidad y comenzamos a movernos de nuevo, con un gran objetivo en el horizonte más inmediato.

Primero, había que identificar desde qué países se podía entrar a EEUU y cuáles eran los que permitían entrar a españoles. La situación de la COVID19 había empeorado mucho en España a lo largo de agosto y estaba habiendo muchos rebrotes, por lo que muchos países que habían reabierto fronteras con España ahora las estaban cerrando a cal y canto. Y la situación era tan extrema, que las condiciones cambiaban de un día para otro. Mención aparte merecen los vuelos: no podíamos hacer escala en las zonas prohibidas, ya que eso también se consideraba estar en esos países. Con las compañías aéreas tocadas por la pandemia y reduciendo vuelos y flota, esto se convirtió en un rompecabezas.

Finalmente sólo nos quedaron dos opciones que veíamos factibles: Estambul, en Turquía y Santo Domingo, en República Dominicana. Ambos tenían exigencias bajas de viaje: sólo nos pedían llevar tests PCR. La diferencia era que uno estaba cerca de casa y el otro estaba cerca de New York. Después de mucho pensarlo, finalmente decidimos que, si nos rechazaban, era mejor que lo hicieran en la parte más corta del viaje. ¡Así que escogimos Santo Domingo!

A todo esto, nos aprobaron la mudanza para el día 3 de septiembre, y empaquetaron todo lo que nos íbamos a llevar. Nuestra meta era mudarnos en una semana. Teníamos tanto estrés y tantas preocupaciones que apenas estábamos durmiendo, despertándonos en mitad de la noche con la idea de que se nos había olvidado guardar algo. Yo llevaba ya dos semanas sin parar entre rellenar documentos, hacer cajas y limpiar y tirar cosas. Para mayor diversión, la mayoría de nuestra familia y amigos ni siquiera lo sabían, porque no queríamos preocuparles si no lo conseguíamos… Era una locura.

Finalmente, el día 7 nos hicimos las PCR, y cuando tuvimos los resultados, compramos los vuelos y el hotel de Santo Domingo. El día 10 de septiembre nos fuimos al aeropuerto con el corazón en un puño, las pruebas PCR en una mano y la visa en la otra. No nos pidieron las pruebas en ningún momento, nos montamos en el avión y aterrizamos agotados varias horas después. En inmigración tampoco nos pidieron las pruebas y, alucinando de lo fácil que había sido, nos fuimos al hotel.

Apenas salimos de ese hotel los 15 días que estuvimos. Había un toque de queda a las 19:00 horas entre diario y a las 17:00 horas en fin de semana, y el calor era demasiado agobiante como para estar fuera. Así que hicimos un par de visitas rápidas al centro y el resto lo pasamos entre la piscina y el lounge del hotel.

El 26 de septiembre nos dirigimos al aeropuerto de nuevo a coger el vuelo a New York, bastante nerviosos. En el aeropuerto nos trataron muy bien, nos pideron la documentación varias veces, lo explicamos todo (por suerte en español, otro de los motivos para ir allí), y pasamos sin demasiados problemas. Cogimos el avión y llegamos al aeropuerto JFK en New York…

Llegando al JFK, septiembre de 2020

Ha sido la vez que menos tiempo he pasado en el control de inmigración en Estados Unidos: el oficial de aduana parecía que tenía prisa. No hicimos cola, el oficial nos vio la documentación, nos pidió los datos y entramos. ¡Un mes de preocupación resuelto en 10 minutos!

¡Y así es como empieza nuestra aventura americana!

Welcome! Bienvenidos!

Cuando en el año 2020 mi familia y yo conseguimos mudarnos a Estados Unidos, desde Madrid, ¡nadie pensaba que el mundo se iba a volver patas arriba! Esto es un espacio donde compartir pensamientos, curiosidades y contrastes, de toda esta experiencia.

De momento, todo el contenido del blog está en español, ya que está orientado para españoles. Espero poder cambiarlo poco a poco y tenerlo también en inglés.

Todas las fotos o dibujos de aquí son hechos por mí, a menos que se especifique lo contrario.

¡Gracias por leer!


By now, all the contents in the blog are in Spanish since it is oriented toward Spanish speakers. I hope I can gradually change that and have everything in English too.

I have made all pictures and drawings posted here unless specifically said otherwise.