Pocas cosas hay que me hagan sentir más integrada y new yorker como coger una bebida para llevar e ir tomándomela por la calle. La mayor parte de los neoyorquinos están acostumbrados a comer o beber mientras andan, y es algo que no les molesta en absoluto. Puede que el motivo tenga que ver con el poco tiempo que tienen para almorzar (o para cualquier cosa, mucha gente tiene mucha prisa), pero lo que está claro es que es paseando por la calle, lo normal es encontrarse a más de uno con un vaso en la mano. Especialmente les gusta beber, ya sea café, sodas, tés, zumos o simplemente agua. Si te fijas, casi todo el mundo aquí tiene su propia taza o botella, o contenedor especializado para llevar sus bebidas favoritas. Y es un mercado brutal.
Si te acercas a cualquier tienda, es fácil encontrar una sección sólo para botellas de agua, y las posibilidades son sorprendentes: con o sin pajita, aislantes de frío o de calor o de ambos, de cristal, metal o plástico o el material revolucionario que toque, con múltiples formas de cierre, con asas… Luego las formas, desde simples tazas, a botellas, termos o cantimploras, y todos los colores y motivos que se puedan imaginar. Importante que el culo de la taza entre en el hueco para las bebidas del coche, con lo que muchas veces las empiezan pequeñas y luego se abren, como si fueran dos tamaños diferentes pegados. Y por otro lado, pero muy importante, tenemos los tamaños, que es donde yo me quedo más patidifusa. Porque se pueden encontrar desde cosas normales, hasta barbaridades de 1, 2 y 3 litros… hasta el galón, que son 3,8 litros. Los rangos de precio, por cierto, están entre los $20 y los $60, aunque he llegado a ver salvajadas de $190.


Es muy normal oír aquí a mucha gente la frase «I need to stay hydrated» («necesito mantenerme hidratado»). Y es que en los últimos tiempos, se ha dado una obsesión por beber más, y más agua para estar sano. Hace unos años, se empujaba a la gente a consumir agua, principalmente para no pasarse con las sodas y las bebidas edulcoradas, pero mejor embotellada para huir de los químicos del agua del grifo (no sé en otras partes, en mi zona el agua es estupenda). Esto llevó a una industria brutal de bebidas sanas y agua embotellada, pero no acababa de funcionar bien con la gente más joven y más consciente del consumo del plástico. Por lo que poco a poco se pusieron de moda las botellas y contenedores reutilizables. Desatando otra locura consumista, por supuesto. Y no exento de polémicas tampoco. Por ejemplo, en redes sociales empezaron a ponerse de moda las botellas de 1 galón para tomarse a lo largo del día… y como no hay muchos datos que sostengan que tanta agua es buena, se pueden encontrar opiniones contradictorias de diferentes médicos.
Yo sólo diré, para que quede claro que es lo más normal del mundo, que en muchos supermercados los carritos tienen una pieza para sujetar las tazas. No tengo más que añadir 😅.



